Cuando miramos una ventana no vemos la ventana, vemos a través. Vemos lo que está al otro lado, la realidad que se nos muestra sin ser conscientes del marco que la rodea y de todas las implicaciones que esto conlleva.La imagen no existe.
Cuando nuestro ojo se vuelve hacia una imagen no es a ella a quien vemos sino la realidad que nos muestra. En esto consiste el simulacro, la imagen cobra entidad propia, nos olvidamos de la superficie plana de la representación para ver algo que existe por sí mismo.
Partiendo de estas consideraciones utilizo la imagen del televisor como la gran ventana de nuestro tiempo, pero centrándome en el objeto en sí, este no muestra ninguna imagen.
El televisor es la gran ventana de nuestro tiempo. Televisor hecho de plástico que acumula polvo en un lugar privilegiado de nuestros hogares pero que desaparece como objeto en cuanto lo encendemos para dejar paso a otra forma de mirar. ¿Cuándo pasa un cuadro de ser un objeto, una tela con pintura a ser un simulacro, una realidad con “alma” y existencia por sí misma? ¿Cómo se produce la transformación de la superficie bidimensional en “algo más”?
1 comentario:
Supongo que esa transformación se produce detrás de nuestros ojos, entre bambalinas. Cada loco con su tema y su teatro, con la película que se monte (o se le induzca a montarse) con una ventana, en este caso, la de los televisores.
Buena idea para reflexionar.
(Salud)os!
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